sobre la lira de pozuelo

Un espacio para reflexionar sobre La Lira de Pozuelo, una entidad dedicada desde 1990 a la enseñanza de la música y a su banda sinfónica, pero sobre todo, para mover el pensamiento en torno a una de las mejores sociedades musicales de Madrid y en homenaje a la gente que la da vida.

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30 agosto 2006

No estamos locos, sabemos lo que queremos...

Seguramente todos conocereis la letra de esa canción de Ketama (creo que es de ellos, pero no me jugaría el bigote...).

Cuando esta aventura (la construcción de la nueva sede) empezó solo nosotros creímos en ella y ni siquiera todos nosotros. Y no se puede recriminar a nadie que tuviera otro punto de vista por que las dudas eran legítimas y razonables.

Legítimas por que la nueva sede solo era necesaria si la asociación aspiraba a otra cosa. Estas aspiraciones dependían de la definición del modelo asociativo y a ese respecto, esta definición es un derecho de todo socio. Cada uno puede pensar lo que quiera, y más en 1999 cuando con solo diez años de existencia la Lira tenía casi todo por escribir.

En líneas generales, podemos resumir la oferta de modelos en dos grandes formatos:

  • El de la asociación centrada en la banda como actividad de tiempo libre: sin más aspiraciones y sin más complicaciones. Para ello no hay que tener una escuela grande, ni exige una sede mayor de la que tenemos, salvo un local de ensayos un poco mayor.
  • El de la gran asociación musical, con un amplio desarrollo educativo y musical, que aspiraba a crear la orquesta, ganar certámenes, hacer escuela....para lo que es imprescindible tener un local adecuado.

Desde 1990 a 1999 las dos ideas convivieron en la asociación, más o menos. Tampoco había habido un debate explícito sobre ello, pero cuando preguntabas a los socios que esperaban de la asociación no había mucha claridad en las ideas, como es normal.

La primera opción era posibilista, la segunda era un sueño, si quieres una majadería. La llegada de Miguel Romea, al que debemos muchas cosas, fue decisiva para que un grupo de socios empezáramos a pensar que el modelo de una gran sociedad musical "a la valenciana" era un sueño, evidentemente, pero alcanzable.

Ambas opciones, igualmente legítimas, no son criticables. Otra cosa es que cuando empezamos a plantear las cosas para dar el salto a lo queremos ser, todo estaba en contra nuestra y no parecía en absoluto realista plantearse un modelo asociativo tan complejo.


Curiosamente, los excelentes resultados musicales obtenidos apoyan la hipótesis de no tener una gran sede social.

Estoy seguro que cuando escuchamos la banda en el certamen de Leganés todos estábamos de acuerdo que a pesar de la precariedad de medios se podían hacer grandes cosas sin complicarnos la vida. Eso mismo hemos demostrado este año, cuando hemos conseguido dos certámenes con la misma sede. Entonces, ¿por que asumir tantos riesgos?

  • En primer lugar, por principios: no podemos seguir viviendo de la caridad ajena de manera indefinida. Es lógico pensar que el legítimo propietario o sus herederos en algún momento reclamarán el uso de un local que les puede suponer importantes ingresos.
  • En segundo legal, por motivos legales: carecemos de licencia de apertura, no podemos hacer un seguro de responsabilidad, robo o incendio sin demostrar que estamos en ese edificio de manera legal. No podemos hacer grandes reformas pues el chalé - bastante antiguo - no admite obras de envergadura. Nos han denunciado por exceso de ruidos numerosas veces y es imposible seguir manteniendo esa precariedad muchos años más.
  • En tercer lugar, por que los logros conseguidos en la vieja sede son una apariencia. En los tres certámenes han sido necesarios recursos ajenos a la asociación: El MIRA, el colegio de la Tahona, el Torreón….pero en la actividad diaria ha sido necesario recurrir con frecuencia a la sede de la Congregación para desahogarse y hemos optado por dejar de hacer muchas cosas por que es imposible cuadrar la aulas o tener un sitio donde reunirse a una hora normal., por poner ejemplos.
  • En cuarto lugar, por que no hay alternativas a la construcción. Nos vamos de la actual sede, pero ¿a donde?. Si alquilamos algún local en Pozuelo, ¿cuanto nos costaría un alquiler al mes, sin tener nada al final? ¿Cuanto nos costaría la reforma y la compra?. La opción se barajó, pero no salió bien: un local de al menos 400 metros cuadrados costaría muchos millones en Pozuelo (salvo el que compró la Congregación, pero ese es otro asunto).
    Y no era seguro que se nos diera licencia de apertura (por temas de urbanismo y medidas de seguridad)...no obstante, nunca se abandonó esta opción.
    Comprar una parcela y luego construir demoraria la solución 20 años, hasta que se pagara el solar, por lo menos.
    Intentamos la cesión de un edificio municipal, pero tampoco funcionó: o eran pequeños, o se carecía de espacio para la escuela con lo que habría que emplear el garage, o estaban alejados de nuestro ambiente de influencia. Se intentó que se construyera un edificio específico para nosotros o para las asociaciones, pero nunca se le puso plazos y creo que nunca hubo voluntad real de construirlo.

Lo que se nos dijo tantas veces, la cesión de un terreno municipal, no era más que una idea. A pesar de todo nos gustó, siempre nos gustó, por que nos daba a nosotros la iniciativa, la libertad de hacer el edificio como nos diera la gana, que en el fondo, es lo que siempre nos ha gustado: hacer nosotros las cosas.

Regatear para meter ese gol fue desesperante: desde junio de 1999 a febrero de 2002 no se avanzó sustancialmente.


Negociamos con el Primer Teniente de Alcalde sin conseguir avanzar nada. Tras su sustitución empezamos otra ronda de conversaciones en la que se barajaron todo tipo de opciones. Por fin, en febrero de 2002 se nos entregó el plano de una parcela en la que estamos ya acabando de construir la nueva sede. Pero se tardó un año en lograr el primer paso positivo. En febrero de 2003 se aprobó por fin el concurso sobre un derecho de superficie. Se tardó otro año en conseguir la licencia municipal de obras.

En todo este proceso lo peor era la desesperación por la lentitud en hacerse las cosas y, sobre todo, la soledad.

Hubo momentos en que nos vimos muy solos. En que se cruzó un desierto que se vió agudizado por que la banda pasó por momentos difíciles entre 2000 y 2004 pero seguimos nuestra marcha.

Pedimos ayudas a otras asociaciones, pero nadie creyó en nuestro proyecto. Nadie quiso complicarse la vida. A nuestros socios no se les podía dar la matraca con la nueva sede, por que lo cierto es que no había avances decisivos. Se estaba perdiendo la credibilidad ante ellos.


Muchos socios se fueron dando de baja en este proceso, gente que creías que estaban implicados en la asociación pero que se fueron desencantando por unas razones u otras…

En fin, cada uno tiene su momento, no podemos creer que una asociación supone algo tan importante en la vida de una persona como para que siga vinculada a ella toda su vida.

Lo más importante es que los tirábamos del carro nunca perdimos la ilusión y nuestros objetivos. Y poco a poco se hizo la luz.

Cuando el edificio empezaba a tomar cuerpo y llevábamos a visitarlo a socios, contratistas, funcionarios y demás pueblo en general el comentario que nos hacían era común: "estais locos".

No sabeis hasta que punto, por que en unos años el edificio se quedará pequeño y habrá que ver que hacemos (esperemos que dé de sí para los próximos 25 años, por lo menos).

Pero no estamos locos. Optamos por un modelo asociativo, se habló de él en asambleas generales, se fue asimilando por los socios y se han puesto los medios materiales para desarrollarlo.

Y queda pendiente desarrollar la asociación en ese nuevo edificio, queda pendiente el trabajo de verdad. Cuando veamos que somos capaces de hacer con esos metros de superficie, entonces si que pensareis que estamos locos. Nuestro objetivo no es hacer edificios, si no música.

Acaba aquí un periodo instrumental, por que en realidad, no se ha modificado de verdad la asociación. Se han hecho los elementos sobre los que construir la asociación del futuro: los nuevos estatutos, la fundación, la nueva sede social, los convenios, la subvención…pero queda alcanzar los objetivos para los que necesitamos estos medios: ampliar la banda hasta llegar a la categoría de honor, crear la orquesta, oficializar la escuela…

Hay una moraleja en todo esto: hay que creer en las ideas, en los principios y luchar por ellos. No hay más. Piensa lo que quieres, imáginalo, busca los medios, sienta las bases sobre las que seguir construyendo…y hazlo.

Pero será otro presidente el que alcance estos objetivos. Mi trabajo está a punto de concluir.